De breve vida pública pero suficientemente intensa como para dejar un legado, miembro promisorio de la minoría ilustrada llamada a guiar al resto por el "camino de la virtud y la moral republicana"[1], Mariano Moreno ha dejado su huella en la Revolución.
Desde una concepción elitista y tutelar de la sociedad, su esfuerzo combinó transformación con pedagogía revolucionaria: "EDUCAR AL SOBERANO". En esta perspectiva, el Decreto de Supresión de Honores redactado en plena coyuntura revolucionaria devuelve nuevos sentidos.